El día no era de lo más apetecible, pero las ganas de Llara fueron tan grandes, que el tiempo no nos impidió realizar la práctica de iniciación. Después de todo, a la hora de cambiarnos no cayó ninguna gota, que es lo más incomodo y la actividad se realizó sin ningún problema, disfrutando de las bellas cascadas que esconde este entorno.
Gracias a Gelo y Justo por participar en este día tan especial, tanto para mi como para Llara, bautizada como nuestro “topillo acuático”.
COMANDO DUBIDU
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